miércoles, 24 de noviembre de 2010

Una oda a la inocencia

La madrugada del 13 de octubre de 2010 me dio la bienvenida con una desagradable sorpresa: alguien había golpeado a mi pequeño Héctor, el Fiat Punto que me lleva y me trae casi todos los días desde hace un par de años, para ser exactos, desde el 6 de abril de 2008.

Tiene el nombre de un guerrero antiguo del que más que su fiereza, llama la atención su coraje, su valentía y la generosidad y entrega con que defendió a su hermano menor...valentía, coraje y generosidad que más le hubiera valido emplear de otro modo...pero eso no viene al caso ahora.

Mi pequeño Héctor tiene sus heridillas de guerra: le han quitado sus marcas de nacimiento, dos redondos medallones con sendos orgullosos "FIAT" en el centro. No pasa nada, aborrezco las marcas de toda clase y lo quiero más así: llano, sencillo, sin ninguna señal que distraiga la atención de su ser de coche comprometido, fuerte, valiente, rápido y prudente en dosis exactas y bueno, en el sentido extenso del término. 

Lo he golpeado yo misma, en un momento de celebración y euforia y le pedí perdón entonces con un cariñoso pase de cera y reparador de pintura. Otros conductores inexpertos le han "dado" en el ladito y los hemos perdonado a todos, nadie es perfecto, nadie nació sabiendo y nadie hace daño queriendo.

Lo que no podemos perdonar es este arañazo, este rayón imprudente y desvergonzado. Aunque estábamos dispuestos a perdonar, aunque al principio ambos dijimos que no pasaba nada, que si aparecía el responsable le íbamos a decir solamente que tuviera más cuidado la próxima vez, nada más, porque así queríamos ser tratados en iguales circunstancias y porque no hemos perdido la inocencia, y no queremos perderla nunca, queremos seguir creyendo que los seres humanos son "humanos" que quieren y respetan al prójimo, o por lo menos que son capaces de empatizar, de ponerse en el lugar del otro.

Cuando un agente de mi aseguradora me llamó hoy para decirme que quien nos hizo el arañazo ha firmado un documento afirmando que no estuvo envuelto en este "siniestro" decidimos que no podemos perdonarlo.  Una cosa es no pararse a dejar una nota, un teléfono, los datos de la matrícula...lo que sea, pero otra es firmar un documento, dar tu palabra -que es sagrada- afirmando una falsedad.  No, esto no lo perdonamos, no por el rayón que nos da igual, sino porque nos ha hecho ser un poco menos inocentes, desconfiar de la decencia que creíamos que anidaba en todas las conciencias.

Y a quien nos dejó la nota con la matrícula del "agresor", muchas gracias, en mi nombre y en el del pequeño Héctor, gracias porque imagino el asombro con el que presenciaste la huída del delincuente y porque tu asombro y el gesto de dejarnos una notita nos hace recuperar la inocencia y la esperanza.  Efectivamente, la decencia anida en muchas más conciencias de las que creemos.

sábado, 20 de noviembre de 2010

ACCIONES URGENTES DE APOYO AL SAHARA

jueves 18 de noviembre de 2010

ACCIONES URGENTES DE APOYO AL SAHARA


La Asociación Provincial de Sevilla de Amistad con el Pueblo Saharaui convoca a toda la ciudadanía a participar en acciones urgentes para apoyar al pueblo saharaui.


1. ACAMPADA en la Plaza de la Gavidia, los próximos días 19, 20 y 21 de noviembre.

A partir de mañana 19 de noviembre a las 17 h. estaremos en la Plaza de la Gavidia, junto al Corte Inglés de la Plaza del Duque, denunciando la masacre que está cometiendo Marruecos en el Sahara Occidental con la connivencia del Gobierno español y de la Comunidad Internacional.

Desde nuestra Jaima en la Gavidia daremos información sobre los últimos acontecimientos en los territorios ocupados e invitamos a que se unan a este acto todas las personas que quieran demostrar su apoyo y solidaridad al pueblo saharaui, en forma de carta de denuncia, llamamiento, ciberacción, participación en la caja de resistencia para las víctimas de El Aaiún, etc...

La acampada terminará el domingo por la tarde.


2. Concentraciones todos los martes en lugares de referencia de la ciudad.

Dada la situación de extrema emergencia vamos a convocar una concentración los martes de cada semana. La primera concentración será el próximo día 23 de noviembre a las 19.30 h. en el Puente de Triana, donde desplegaremos la bandera saharaui.


3. Bandera saharaui con crespón negro en cada balcón

Proponemos a todo el mundo que ponga una bandera saharaui en su balcón con un crespón negro en símbolo de luto por las víctimas de la matanza marroquí.

4. Lectura de la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU en todos los colegios para el día 10 de diciembre
Proponemos a todos los colegios de Sevilla y provincia que para el 10 de diciembre, día Internacional de los Derechos Humanos se lea la Declaración Universal de los DDHH para pedir que dichos derechos se respeten en todo el mundo y también en el Sahara Occidental.



5. Demostración simbólica de solidaridad con El Aaiún
Por un Sahara libre e independiente.

¡Apoya al pueblo saharaui!
¡Actúa!
en los Ayuntamientos de la Provincia y declaraciones institucionales
Proponemos que en todos los municipios de la provincia de Sevilla se realice un acto simbólico de solidaridad con las victimas saharauis de los territorios ocupados y se coloque en el balcón del Ayuntamiento la bandera saharaui con crespón negro entre los días 19 y 21 de noviembre. Además que se hagan declaraciones institucionales, para mandar al Delegado saharaui, Delegación del Gobierno, Presidente de la Junta de Andalucía, Presidencia del Gobierno, Embajada y Consulado Marroquí y al Secretario General de NN.UU.

Os rogamos la máxima difusión de estos eventos.

viernes, 19 de noviembre de 2010

El hombre que todavía cree que puede cambiar el mundo…

Escuché esa frase –en referencia a Barack Obama- en la radio esta mañana mientras me duchaba pensando en mis pequeños y grandes dilemas filosóficos y existenciales.
Si es así, si Obama todavía cree que puede cambiar el mundo, una de dos: es un hombre valiente o todavía no lo ha intentado y no ha chocado una y otra vez con la amarga realidad.
¿Se puede cambiar el mundo?...para mejor, se entiende…¿Se puede hacer del mundo un lugar justo, seguro y solidario?...no lo sé…hoy no tengo más remedio que pensar que por mucha prisa que tengamos, por urgente que nos parezca “cambiar el mundo” los cambios para bien, cuando se producen, son graduales, lentísimos, más aún, que los cambios en las normas son más importantes que los pequeños parches y remiendos que ponemos para “ayudar” a los pobres, léase, todo tipo de cooperación.
Son las normas las culpables, es el derecho y la filosofía que hay detrás de cada ley.  Si el agua fuera en realidad un derecho, no tendríamos que ir por el mundo poniendo parches, cavando pozos y poniendo “grifos comunitarios” cuando en nuestras europeas casas hay por lo menos dos grifos nada comunitarios; si todos tuviéramos derecho a la vida, de verdad, nadie iría repartiendo las sobras de nuestras medicinas ni de nuestra comida a los que no tienen acceso a ellas; si tuviéramos derecho a la dignidad…ah…si tuviéramos derecho a la dignidad…
No sé si hoy todavía creo que se puede cambiar el mundo, de lo que sí estoy segura es de que para ello es imprescindible cambiar primero las normas, empezando por las normas que rigen nuestras elementales e indolentes cabezas y hacernos sentir un poco de vergüenza  que nunca viene mal.

viernes, 12 de noviembre de 2010

DONA SANGRE!!


La sangre humana es tan compleja que no se ha logrado sintetizar artificialmente por lo que sólo puede obtenerse de otros seres humanos que solidariamente la donan para quienes pudieran necesitarla.
Millones de enfermos y pacientes necesitan transfusiones de sangre para sobrevivir y dependen literalmente de ese bajísimo porcentaje de gente solidaria y concienciada que dona sangre cada 3 o 4 meses.
Donar sangre debería ser una obligación para las personas que cumplan los requisitos mínimos que se exige (ser mayor de 18 años, pesar al menos 50 kg. y estar en buen estado de salud) ya que de otro modo, la vida de todos depende de un pequeñísimo porcentaje  de la población.
¿Es que acaso nadie se pregunta de dónde sale la sangre que se transfunde a un familiar o amigo cuando por mala suerte, enferma o tiene un accidente? Y por lo demás, ¿Tenemos que tener una experiencia traumática para concienciarnos de algo tan básico como la obligación de donar sangre?; yo creo que no, creo que basta con reflexionar sobre lo importantísimos que son esos 15 minutos, ese “pinchacito” y sobre el efecto que tienen sobre la vida de los enfermos y pacientes que dependen de nuestra sangre para sobrevivir.
No me cabe en la cabeza que haya tan pocos donantes, que las campañas de donación vengan hasta nuestras puertas y aún así no seamos capaces de responder  y no me cabe en la cabeza que creamos que cuando nos ocurre una desgracia los hospitales deben “buscarse la vida” para transfundir sangre a nuestros seres queridos cuando nunca hemos hecho el más mínimo esfuerzo por asegurar las reservas de los bancos de sangre.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Un trocito de sol en mi casa

 
Confieso que en cuanto supe del proyecto de ISF Andalucía en Tutin Entza (Ecuador) no sólo me mostré escéptica sino abiertamente en contra de instalar placas solares en una comunidad de indígenas Shuar en las profundidades de la selva ecuatoriana.  Que si íbamos  a destruir su estilo de vida, que íbamos a cambiar para siempre su forma de entender la vida en comunidad, que no le deseaba a esta pequeña comunidad de gente sencilla caminar hacia eso que llamamos desarrollo, con 40 horas semanales de trabajo, vacaciones programadas, estrés y un largo etcétera.
Así fue como viajé a Cuenca y después a Macas y Sucúa, con la misma idea porfiada rondándome la cabeza.  Nada más llegar empezamos a hacer preguntas acerca de la gente, de sus costumbres de la tasa de retorno de los jóvenes que salen a estudiar en la ciudad, en fin, de la vida posterior a la colocación de las placas solares, siempre con la sospecha de que habíamos contribuido a “contaminar” a los Shuar con nuestro modo de vida.
Aunque  a veces cuesta rectificar, este no fue el caso;  bastó el principio de una conversación…ni siquiera eso…bastaron las miradas entusiasmadas de los protagonistas de esta historia, sus palabras llenas de gratitud y cariño, el relato de sus experiencias “con luz”, las sonrisas de satisfacción con las que nos comentaban que sus hijos van a la escuela por la tarde y por la noche, que aprenden muchísimo aparte de trabajar, que utilizan el ordenador como nunca soñaron que lo harían, que sus mujeres, una vez terminadas sus labores fuera de casa pueden dedicarle más tiempo a la atención de sus familias porque cuentan con una bombilla “mágica” que les permite continuar aún cuando el sol se ha escondido.
En perfecto castellano -aunque su lengua materna es el Shuar -los “compas” hablan un castellano lento, parsimonioso pero correctísimo- nos dieron las gracias, aunque yo particularmente no las merecía, y con su inquebrantable optimismo nos explicaron cómo se veían en el futuro. 
El entusiasmo venía de esas bombillas que se encienden todas las noches en Tutin Entza, de ese pedacito de sol en cada una de sus casas, el entusiasmo venía de la comprobación de que juntos podían mirar hacia adelante, lograr un porvenir mejor para sus niños y caminar hacia el desarrollo como ellos lo entienden, en su tierra, en su comunidad, con su gente. Para ellos el futuro sólo puede ser mejor que el presente, se trata de hombres y mujeres excepcionales, con una fuerza de voluntad y un optimismo envidiables, con la serenidad y la alegría de quien se sabe afortunado no sólo por la naturaleza exuberante y la paz en la que vive sino porque tiene la certeza de que la situación de su comunidad sólo puede ir a mejor, la voluntad no falta y la fe mueve montañas.
“Me siento muy feliz” era la frase que no se cansaban de repetir, Jorge Unkush, Marga Unkush, Lucho Tsere, Federico, Natale…los compas shuar repitieron estas cuatro palabras infinidad de veces a lo largo de nuestra visita y nosotros también nos sentimos felices por haber tenido el privilegio de ver con nuestros propios ojos el efecto que una bombilla, un trocito de sol, puede tener en la vida diaria de una familia, de una comunidad.
Definitivamente cambiamos su modo de vida, para bien, para mejor.  Todo el mundo merece un trocito de sol en su casa, sobre todo ellos, los compas que quieren seguir trabajando, cambiando el mundo, su mundo, aún cuando el sol se ha puesto.



miércoles, 3 de noviembre de 2010

El Derecho Humano al Agua y el saneamiento

Debería estar en las portadas de todos los periódicos, y no lo está…debería aparecer al principio de todos los noticieros, y no aparece…todo el mundo debería hablar de él y sólo una minoría, selecta, pero minoría al fin y al cabo conoce y habla del tema.
Ríos de tinta han corrido sobre la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, un asunto tan simple como que la libertad de uno termina donde empieza la del otro y que no es dable torturar y matar seres vivos por diversión; hemos pasado días enteros inmersos en un mundial de fútbol que no beneficia a nadie más que a quienes obtienen lucro a partir de la ingenuidad del resto; el debate sobre el estado de la nación nos ha acompañado tardes y tardes enteras en las que hemos sido testigos de las dotes de oradores –no muy impresionantes- de “nuestros” políticos, preguntándonos si estos larguísimos y nada elegantes debates servirían para mejorar la situación de los parados, de los pensionistas, de los jóvenes, de las mujeres…
Mientras tanto, en el seno de Naciones Unidas se discutía la necesidad de proclamar un nuevo derecho humano: el derecho humano al agua y el saneamiento. Más bien dicho, una treintena de estados valientes y decididos presentaron una propuesta para que el derecho al agua y al saneamiento se incluyera en la lista de los derechos humanos.  Y no nos enteramos.
La crisis económica nos ha hecho recordar que la vida puede no ser tan buena como esperábamos, que podemos quedarnos sin trabajo, que nuestros sueldos y pensiones pueden recortarse, que los impuestos pueden subir, que algunos de los bienes y servicios a los que nos hemos acostumbrado tan rápido pueden no ser tan asequibles en el futuro…etc. etc. etc. y mientras discutimos sobre nuestros problemas de ricos, nuestros pequeños disgustos y sinsabores del día a día, 884 millones de personas no tienen acceso al agua potable, mientras nosotros no podemos imaginar ni siquiera un día sin agua, 884 millones de personas están en peligro de muerte por enfermedades relacionadas con el suministro de agua y la sanidad.
Yo creo en el derecho internacional y creo en los derechos humanos; en estos últimos en particular, porque han sido los precursores del “cumplir” y “hacer cumplir”, en serio, de verdad, porque son los únicos derechos, en el marco del derecho internacional, que cuentan con mecanismos de promoción y control, porque son exigibles a los estados y a las personas  y porque su fin último es la salvaguardia de la dignidad del ser humano.
No sé lo que es la dignidad del ser humano, nadie lo sabe.  Lo que es seguro es que existen ciertos requisitos indispensables, sine que non para la dignidad y lo que es más seguro aún es que el derecho al agua, indispensable donde los haya, es uno de ellos.  Porque, ¿cómo podemos hablar de dignidad cuando hay personas que no cuentan con agua potable para beber, preparar sus alimentos, cuidar su aseo y el de sus viviendas?, ¿qué es la dignidad entonces? Como yo lo entiendo, a quien le sea negado el derecho al agua, le es negada con él la dignidad que debería ser inherente a todos los seres humanos, sin distingo.
Si tenemos que decidir por dónde empezar a cambiar el mundo, que sea el agua, que sea el derecho al agua, que el agua sea un derecho humano inalienable que asista a todas las personas, que la provisión de agua potable y saneamiento sea exigible a todos los estados, que el agua potable llegue a cada rincón del planeta, que no tengamos que lamentar la pérdida de más vidas por causa de la deficiencia de las políticas públicas pero sobre todo por causa de la avaricia y la indecencia de quienes obtienen lucro de la comercialización de un bien que no debería tener valor de cambio, que debería estar a disposición de todos, para el riego y la industria también pero sólo y únicamente cuando las necesidades básicas de las personas, de todas las personas, haya sido satisfechas.
No me cabe en la cabeza que sólo una minoría haya estado al tanto, no me cabe en la cabeza que en pleno siglo XXI todavía haya gente que no tiene acceso al agua potable y al saneamiento y no me cabe en la cabeza que los gobiernos permitan que ciertas empresas obtengan lucro de un bien tan esencial como el agua…las botellitas de agua que compramos todos los días, despreciando el agua de buenísima calidad que sale por nuestros grifos europeos y enriqueciendo más aún a las multinacionales, tampoco me caben en la cabeza…