sábado, 19 de enero de 2013

A Don Juan Antonio Carrillo Salcedo, Maestro y Amigo

Esta mañana ha muerto en Sevilla D. Juan Antonio Carrillo Salcedo, excelente Maestro y buen Amigo.

Enseguida me he puesto a escribir porque en esta mañana fría y ventosa es lo único que puedo hacer para sentirme cerca de este gran Amigo que con su partida nos deja un poco más solos y un poco más desamparados.

Don Juan Antonio fue una persona excepcional como sólo podía ser excepcional él; en una sala llena de personas "importantes" jamás olvidaba saludar con dos besos a los amigos, agradecernos por asistir a tal o cual acto y preguntarnos por la familia.  Recuerdo en particular una mañana de otoño en la sede de la UNIA en la Rábida donde Don Juan Antonio daba una clase magistral en un curso de verano;  había en el patio central tanta gente que era imposible llegar a quien era la estrella de ese curso de verano, no hizo falta siquiera intentarlo, fue él quien se acercó para disculparse por no habernos saludado antes, porque no sabía que tras tantas gafas de sol se escondían sus amigos.

Ese era Don Juan Antonio, el Maestro más brillante y más comprometido, el que nos enseñó a creer de verdad en el derecho internacional con argumentos incontestables, a él le debemos seguir intentando que el mundo sea un lugar mejor a través del derecho y a través de la fe en las instituciones internacionales pero también en las personas.  A él le debemos también una visión del mundo como un lugar de cooperación y no sólo de guerra, a él le debemos habernos abierto los ojos a un punto de vista menos cínico y más realista del mundo y de la naturaleza humana.


Recuerdo con cariño las cartas que intercambiamos, en especial recuerdo cuando escribió a mis padres para darles la buena noticia de dos becas que me habían concedido en el mismo verano; recuerdo que dijo muchas cosas buenas de mi que entonces no merecía como no merezco ahora pero que en honor a su memoria intentaré merecer algún día.

Anoche el viento no nos dejó dormir, parecía que iba a acabar con todo.  Ahora lo entiendo, el mundo estaba triste porque se estaba despidiendo de una de las mejores personas que lo han habitado.

Cuánto ganamos los que le conocimos y cómo cambió nuestras vidas Don Juan Antonio  y cuánto hemos perdido todos con su partida.

Se nos ha ido un hombre bueno, un hombre justo y humilde al que jamás olvidaré.