jueves, 19 de julio de 2012

Que se fastidie Andrea Fabra

Como no me cabe en la cabeza y sigo dándole vueltas al “que se jodan” de Andrea Fabra, os dejo este editorial de Manuel Peris, a mi gusto muy acertado aunque demasiado moderado. Por mi parte sigo esperando que dimita o la obliguen a dimitir; el que se ríe del pueblo no tiene perdón.
Que se fastidien
Hay que dar las gracias a Andrea Fabra por su claridad. Ha dicho de manera valiente y directa lo que otros no se atreven a señalar. Cierto es que la expresión puede parecer un tanto malsonante, “que se jodan”. Sí, la frase, así transcrita, puede sonar vulgar, populachera, rondando lo soez. Pero una cosa es lo transcrito y otra, lo dicho. Porque el tono importa mucho. Expresiones que en ciertos individuos pueden parecer groseras, sin embargo cuando son pronunciadas por algunas personas, a las que la cuna y la buena crianza han dotado del touche de la distinción, tienen una modulación bien distinta. Como puede que esto suene raro, pondré un ejemplo para intentar aclararlo. Si oímos a un gañán decir que está “cansao” porque ha “trabajao” mucho, sin duda pensaremos que se trata de un cateto. Sin embargo, si vemos aparecer delante de las cámaras a un señor que dice que agradece a los médicos cómo le han “tratao” (sic) y que lo siente mucho, que se ha “equivocao” (sic) lejos de pensar que es un mastuerzo, convendremos, como en el caso de Don Juan Carlos, que ofreció así sus disculpas por la cacería de elefantes, que todo lo contrario es todo un señor y que si usa de esa manera el participio no es por ignorancia, sino por empatía con el pueblo del que es su rey. Mutatis mutandi, ¿no acontece lo mismo cuando observamos los pantalones rotos de un pordiosero y unos armanis desgarrados lucidos por una señora con clase?. Pues sí porque de eso, precisamente, se trata, de la clase.
Fuera como fuese, lo cierto es que Andrea Fabra ha ofrecido ya explicaciones, que no disculpas. Y esas explicaciones son muy esclarecedoras. En efecto, la diputada del PP ha dicho que los términos utilizados fueron “impropios” de ella. Con lo que vendría a reconocer que se trata de una expresión vulgar, no propia ya de una señora, sino de toda una señoría, que a mayor abundamiento es hija, nieta, biznieta y tataranieta de quien lo es y si no, que pregunten en Castellón. Por eso, reconoce Andrea Fabra, que su “reproche fue poco afortunado”. Estamos ante una cuestión de formas, que no de fondo. Porque en realidad lo que Andrea Fabra quiso decir cuando Mariano Rajoy anunció los recortes a los parados es “que se fastidien”. Simplemente eso, que se fastidien, algo que piensan muchos de sus compañeros y que sin embargo no se atreven a decir en público. Empezando por el propio presidente del Gobierno y del PP, expresando su pesar, derramando lágrimas de cocodrilo por el hemiciclo, cuando dijo lo que iba a hacer. Y sin embargo, cuando fue desgranado las severas medidas que iba a adoptar (a pesar de haber advertido que no le gustaban) sus correligionarios de la bancada popular aplaudieron todos y cada uno de los recortes. No todos en política son fariseos y cínicos.
Así que ya lo saben, si lo prefieren así: que se fastidien los parados, que se fastidien los empleados públicos, que se fastidien los dependientes, que se fastidien los estudiantes, que se fastidien los que tributan hasta el último euro de su salario y que se preparen los pensionistas. El que avisa no es traidor.

martes, 17 de julio de 2012

Echo de menos a Zapatero...

Puede que haya gestionado mal los albores de la crisis, puede que no haya dicho toda la verdad, puede, por fin, que no haya sido un buen presidente del gobierno pero ante el gobierno del PP que nos ahoga y pisotea, no puedo más que echar de menos la serenidad, el tono de voz y el respeto que los socialistas han mostrado siempre a la ciudadanía.
Es verdad que los partidos políticos mayoritarios de este país tienden cada vez más hacia la derecha, derecha entendida como la entiende Bobbio, como una ideología que no cree que la igualdad sea posible ni deseable y que cree firmemente en que las diferencias entre las personas son inamovibles y no hay nada que podamos hacer para crear una sociedad igualitaria; visto así, queda claro que el PP es un partido de extrema derecha, tan extrema que el centro en su horizonte es un punto casi invisible y que el PSOE, por su parte,  es un partido que tiende si no a la derecha, al centro.
En todo caso y aún dejando sentado que el PSOE tiende al centro –o a la derecha- ni Zapatero, ni Rubalcaba, ni Elena Salgado ni María Teresa Fernández de la Vega son cortijeros ricachones y mal educados que se ríen de los ciudadanos y comunican los más duros recortes y el desmantelamiento del Estado de bienestar construido con el esfuerzo y el trabajo de los españoles que ahora perciben una mísera pensión de 400 euros, con una sonrisa, pidiendo que hagamos un sacrificio para pagar una deuda que no contrajimos y de la que no somos responsables y salvando mientras tanto a los banqueros y especuladores, los verdaderos culpables de la crisis.
Los recortes nos duelen dos veces, primero porque sabemos lo difícil que se está poniendo la situación, si no para nosotros, para nuestros niños que no van a saber lo que es la escuela o el hospital público y en segundo lugar porque nos los comunican los dueños del cortijo, que piden a los peones que hagan un esfuerzo y pongan sus míseras nóminas al servicio de una deuda ajena, les arrancan la paga de Navidad que para muchísimos constituye un desahogo para ese no llegar a fin de mes nunca, les quitan sus días descanso, los obligan a pagar por las medicinas y a aceptar una bajada general de la calidad de los servicios públicos y todo esto con la prepotencia y el descaro de quien no insulta y menosprecia a los médicos y a los profesores de sus hijos, claro! Sus hijos van a colegios privados y tienen seguro de salud también privado; insultan a los médicos y a los profesores de la chusma que sigue contando con la seguridad social y con la escuela pública.
Ese es el espectáculo lamentable que presenciamos todos los días, los dueños del cortijo nos insultan y se ríen de nosotros mientras castigan y golpean a los pocos valientes que salen a manifestarse en las calles y mientras que sus vidas de herederos y sus hábitos de consumo no cambian ni un ápice, claro, esta es la crisis de la clase media, el único problema para ellos es la pérdida de tiempo de explicar a los pobres ignorantes pestosos las medidas que se disponen a tomar para asegurar las ganancias de banqueros y políticos tramposos tirando de su bolsillo.
Andrea Fabra es una sinvergüenza, pero no es más que una más de la camarilla de impresentables que gobierna este país.  Aún así y dado que no tiene problema en lucir su mala educación, imbecilidad y mal gusto, corresponde colgarla del palo mayor de la vergüenza y que se joda ella sí en la ignominia.